Solo tengo una bala

Por el diciembre 4, 2012

La importancia de optimizar las últimas opciones de hacer eficiente la organización y aumentar sus ingresos.

A menudo, escuchamos la expresión, “solo tengo una bala” en diversos contextos y situaciones que van desde el estudiante que se enfrenta a su última opción para aprobar un examen, hasta el futbolista que sabe que juega por última vez un mundial.

Del mismo modo, es esta una locución que se escucha hoy día con determinada asiduidad en contextos sociales y empresariales. Sin duda, la gestión diaria de recursos y personas está completamente llena de últimas opciones.

En este sentido, frases como “solo dispongo de días para la última venta del ejercicio”, “es mi única oportunidad para entregar un informe perfecto que facilite mi promoción” “es el último recurso que tengo para reducir los costes” o “ahora o nunca incremento mi eficiencia y productividad”.

En definitiva, el tiempo apremia cuando lo importante llega a converger con lo urgente, y aún más si cabe, si la urgencia viene impulsada con ahínco por factores exógenos como una brutal crisis económica.

La importancia de la última bala, estriba en su carácter definitivo. Ya sea por la vía de los ingresos o por la de los gastos, solo queda acertar para enmendar o paliar una situación que todavía no es un problema real aunque si en potencia.

Según mi experiencia como consultor, la última bala de las organizaciones para alcanzar los resultados esperados, alcanzar la competitividad requerida o sencillamente sobrevivir, tiene que ver con aumentar el compromiso del empleado, facilitar la incorporación de técnicas y herramientas de eficiencia productiva, promover la automotivación y la proactividad para mejorar las ventas, capacitar técnicamente a los comerciales para aprovechar al 100% las oportunidades de hacer negocio, etc…

Como se puede comprobar, hay un sinfín de últimas balas polarizadas en el aumento de la eficiencia y los ingresos, que son “las perpetuas chinas que aprietan en el zapato” de los gestores y colaboradores de cualquier organización.

Dicho lo cual, las preguntas son “¿Está mi arma perfectamente calibrada para acertar con el tiro? ¿Estoy disparando hacia el sitio correcto? ¿Está disparando la persona adecuada?”. Resolver estas cuestiones es un asunto estratégico, pues de lo contrario invertiré en acciones que enfoquen y dirijan las actuaciones y capaciten a las personas hacia un lugar inadecuado, ocasionando un centro de costes que no de ingresos. Y estas son situaciones no deseadas.

En este contexto, considero que todas las acciones de formación y consultoría desarrolladas en las organizaciones, deben estar perfectamente enfocadas al objetivo y asegurado su impacto, para lo cual, la elección de partners competentes es una tarea crucial y estratégica.

José Enrique García, Consultor de Cegos España

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Beatrice Il y a 8 años (10h38)

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