La formación también cambia. ¡Aleluya!

Por el enero 11, 2012

Los tiempos están cambiando.  Lo que valía ayer, no vale para mañana.

Ya sé que una obviedad de este calibre no es una buena forma de comenzar un artículo, pero el cambio en la formación lo podemos entender a lo chino (oportunidad + amenaza), a lo maya (esto se acaba), o a lo helénico (nosotros somos el sujeto del cambio).

Aunque solamente sea por una cuestión cultural, me quedo con los griegos.  Lo que salga de esta crisis, será lo que queramos todos que salga. Será como un deseo pasado por el tamiz de una realidad nueva, desconocida y por ello apasionante.

Y puestos a desear, ¿por qué no cambiar esos conceptos tan queridos en la formación?…hasta ahora. Por ejemplo, dejar de hablar de “productividad”, que es un concepto taylorista ya muy antiguo y sustituirlo por  “calidad”. “Motivación” por “pasión”, “líder” por “entrenador”, “conciliación” por “vida plena”, “aprender” por “desaprender”, “management” por “ayuda”, “formación” por “creatividad”…o por “deseo”.

Ahí quedan esos puntos suspensivos para que puedas seguir buscando conceptos viejos y nuevos….

Me gustaría que los Planes de Formación (o como se llamen después de la crisis), tuviesen a la persona como centro de atención, no al trabajador, que es solamente una parte de la persona…pero de verdad. Enterrar los métodos y tiempos de las fábricas y el management de las oficinas y que sobre sus cenizas surgiera el gusto por el trabajo bien hecho, con cariño, con amor, con pasión, como los platos de los buenos cocineros, “a fuego lento”.  ¿A alguien le importa el tiempo que tardó Picasso en pintar el Guernika? ¿Es muy productivo o muy poco productivo Ferrá Adriá?

  • Que la persona trabajadora tuviera todo el derecho del mundo a equivocarse, porque es creativa y toma otros caminos para realizar su trabajo.
  • Que el jefe dejase de mandar y liderar y se pusiera a ayudar a los demás porque es el mejor preparado para entrenar, para sacar lo mejor de su equipo.
  • Que se viniera ya motivado “desde casa”, sin la esquizofrenia idealizada de trabajo vs. familia .
  • Que el puesto de trabajo fuese el puesto de “desarrollo personal”.
  • Que el modelo “valor para el accionista” se convirtiera en “valor para todos”, porque se implicaría la valoración de los saberes y el conocimiento empírico de todos los trabajadores.
  • Que se conjugaran las tres lógicas básicas de la distribución del trabajo: técnica, gestora y comercial, en lugar de separarlas con barreras infranqueables.
  • Que se remplazase la “racionalización inhumana” por una “racionalidad humana” que favoreciera tanto a empresa como a trabajador……….

Si somos los sujetos del cambio, está en nuestra mano….

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