Validar resultados de aprendizaje con tests de conocimiento
Por Victor Rives el diciembre 18, 2018
El test de conocimiento es una opción que permite un análisis preciso y objetivo de los conocimientos adquiridos en un momento dado a raíz de una experiencia de aprendizaje.
El entorno digital ha multiplicado las posibilidades para diseñar cuestionarios, en distintas plataformas, siendo muchas de ellas gratuitas. Plataformas y herramientas que facilitan el desarrollo de estas pruebas y la evaluación final de los formandos.
¿Cuáles son los beneficios de los test de conocimiento?
El aprendizaje se consolida sobre la base del conocimiento y los nuevos comportamientos adquiridos. Para facilitar esto, el alumno necesita anclar en su memoria lo que está aprendiendo a largo plazo para activarlo en el momento operativo en el que puede aplicarlo. Sabiendo lo que ha adquirido, podrá evaluar las lagunas que deben cubrirse y lo que ya se domina por completo. Esto le permitirá, en algunas formaciones, ser recompensado con una insignia, un certificado o un diploma. Recordemos el principio de metacognición, el cual nos dice que el formando al ser consciente de lo que conoce y lo que no, su proceso de aprendizaje se ve reforzado.
Así, las validaciones de los conocimientos adquiridos son útiles varias veces durante un curso de formación. Para facilitar la memorización, la repetición del conocimiento es un requisito necesario para dar forma a la progresión pedagógica.
El formador debe medir lo que los participantes han señalado en estos test, para ajustar sus comentarios y acelerar el curso con los aportes y ejercicios adecuados. Las pruebas de conocimiento le permiten aportar resultados fácticos, que reflejan la realidad, para leer el progreso que atestigua los logros de la formación. Evalúa el nivel y puede guiar hacia contribuciones adicionales y / o claves para el mismo progreso.
¿Cuáles son las posibilidades para diseñarlos y asociarlos con un curso flexible?
Los principales tipos de preguntas son; los de preguntas binarias, de opción múltiple, o aquellas que requieren una respuesta de texto. Pero encontramos otros formatos útiles: los textos con espacios en blanco, la ordenación, el reconocimiento con y sobre una imagen… Para mantener la atención del formando es importante variar los formatos utilizados, si es que el cuestionario será largo, y evitar complicaciones innecesarias: el cuestionario debe ser preciso, claro e inequívoco.
Los cuestionarios se pueden empelar varias veces durante un proceso de aprendizaje:
- Antes del curso, medirán el nivel de los alumnos y los alentarán a cuestionar y emprender el vuelo para seguir la capacitación.
- Durante el curso y de forma síncrona; nutren la pedagogía que puede ejercerse individualmente, si se quiere medir y atestiguar, o de manera colectiva. El colectivo, si está adaptado, puede ser interesante porque responder en un grupo pequeño a una pregunta puede tranquilizarlos y, especialmente, crear un conocimiento adicional entre las personas del grupo. Es así como se desarrolla el aprendizaje informal.
- Al terminar, o poco antes de finalizar, un curso; valida completamente el conocimiento y puede desembocar en el desarrollo de nuevos módulos de formación, micromódulos, complementarios y totalmente coherentes con las necesidades reales.
Otra dinámica interesante es… Invertir los papeles, de manera que sean los formandos quienes diseñen los test o cuestionarios. Al finalizar el proceso aprendizaje, los alumnos crean preguntas en grupos con una herramienta de creación adecuada. Al crear las preguntas, ellos mismos, y de manera recíproca, aumentan su conocimiento. Una vez creados, se mezclan las preguntas y se resuelve el cuestionario.
Las soluciones digitales se han vuelto inevitables. Más allá de la facilidad de diseño que brindan en la mayoría de los casos, consiguen transformar la experiencia, ya que los resultados se obtienen de forma inmediata.
¿Realizar cuestionarios de manera síncrona o asíncrona?
Para que una prueba de conocimiento se realice correctamente, es importante asegurarse de que las preguntas y respuestas estén escritas de manera legible para que sean completamente coherentes con las entradas y no estén abiertas a la interpretación. Una oración ambigua generará riesgos de fracaso en los resultados o una posible desconexión por parte de los estudiantes.
El formador se encargará de escribir el cuestionario correctamente, de contextualizarlo, de describir cómo se desarrollará. También podrá escoger hacer una dinámica pedagógica sincrónica, para así aportar contribuciones complementarias a medida que se unan a aquellos que ya saben cómo hacerlo y han respondido correctamente. En algunos casos, se pueden repetir las preguntas por segunda vez para facilitar el anclaje en la memoria.
Autora original: Fabienne Bouchut
Chef de projets Innovation, Cegos France
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